Más de 1.700 letrados se citan desde hoy en Marbella en la décimo quinta edición del Congreso Jurídico de la Abogacía ICAMALAGA, un encuentro jurídico-científico que se ha asentado como una cita ineludible en el calendario de los profesionales del sector jurídico.
La edición de este año llega además cargada de novedades. Una vez alcanzadas estas cifras de participantes, el objetivo no es ya tanto seguir creciendo de manera cuantitativa sino cualitativa.
El éxito del Congreso radica esencialmente tanto en la calidad de los ponentes como en la actualidad de los contenidos. En las ediciones anteriores hemos demostrado que cumplimos con estos objetivos, por lo que ahora pretendemos mantener ese listón y seguir mejorando en aspectos organizativos mejorar el servicio de los asistentes, para que puedan aprovechar su tiempo al máximo y para que tengan toda la información que necesiten.
Bajo estas premisas comienza hoy en el Palacio de Congresos y Exposiciones Adolfo Suarez de Marbella el gran encuentro anual de la Abogacía, en el que los abogados cierran sus despachos durante al menos dos días para mejorar su formación y, de esta manera, ofrecer un mejor servicio a los clientes, en definitiva, a la sociedad.
Pocos profesionales invierten tanto en la actualización y renovación de conocimientos como los abogados. El esfuerzo es muy importante y no se limita a los primeros años de ejercicio, ni mucho menos. Un buen abogado sigue estudiando durante toda la vida, es la única manera de adaptarse a los cambios sociales, legales y tecnológicos que afectan de manera directa a la profesión. Entenderán que, para quien escribe estas líneas, sea un verdadero honor representar a este colectivo.
Cabría pensar que los abogados se preocupan tanto de su formación por cuestiones monetarias, es decir, para ganar más dinero. Es evidente que un profesional bien formado, conocedor de los cambios normativos, estudioso de los detalles y atento a los cambios sociales tiene más opciones de tener más éxito profesional, lo que en muchas ocasiones se traduce, o se reduce, a tener más clientes y aumentar sus ingresos.
Sin embargo, rápidamente entenderán que no es, ni mucho menos, la razón principal. Los abogados tenemos un deber con la sociedad. En muchas ocasiones, somos la última esperanza de un ciudadano que se encuentra en apuros. Puede que, objetivamente, su problema no sea de vida o muerte. O sí. El caso es que es su problema y para él es lo más importante. Pues bien, ahí es cuando más necesitamos estar a la altura y ofrecerles la mejor solución a su situación.
Otro ejemplo de esta función social lo encontramos en todos los servicios de orientación y atención jurídica que ofrecemos a través del Colegio de Abogados de Málaga y que no serían posible sin la colaboración desinteresada de los letrados.
Es el caso del Servicio de Justicia Gratuita y Turno de Oficio, con el que cumplimos un mandato constitucional y prestamos un servicio público para garantizar que todos los ciudadanos, independientemente de sus recursos económicos o de su situación social, tenga derecho a una tutela judicial efectiva.
Dos mil abogados malagueños estamos dados de alta en este servicio a pesar de que las retribuciones son irrisorias, denigrantes, demostrando la dignidad de la abogacía y su vocación de servicio público, ya que los beneficiarios son personas que nos necesitan: personas con pocos ingresos, víctimas de violencia de género, refugiados o migrantes en situación irregular. Sólo durante el año pasado se tramitaron 45.000 expedientes de Justicia Gratuita, lo que da idea de su importancia y de la necesidad de que se reconozca la labor de estos profesionales.
Tanta importancia otorgamos a la formación que hemos iniciado una nueva etapa en la que el Colegio de Abogados de Málaga ha comenzado a preparar a opositores a la Administración Pública. Hemos comenzado con las oposiciones al Cuerpo de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias y seguiremos poniendo toda nuestra experiencia al servicio de la sociedad con otras iniciativas en los próximos meses.
Por todo esto consideramos imprescindible invertir en formación y por eso celebramos el 15º Congreso Jurídico de la Abogacía ICAMALAGA que, decía al principio, cuenta con notables novedades: hemos incorporado una imagen de marca que otorga identidad propia al Congreso, organizaremos talleres prácticos para ayudar a los abogados en la gestión diaria de su trabajo, habilitaremos un digital corner en el que los expositores podrán presentar sus trabajos y hemos puesto en marcha una aplicación móvil que facilita todos los trámites relativos al Congreso y ofrece de manera clara y ordenada la información que los asistentes necesitan.
Hay un aspecto que nos ocupa y preocupa especialmente en los últimos años. Si bien hemos avanzado mucho, la realidad es que aún no hemos alcanzado la igualdad en muchos ámbitos de la abogacía. Por eso hemos puesto en marcha una Comisión de Igualdad y Conciliación, de la que se encarga la vicedecana, Inmaculada Atencia -la primera mujer que ocupa este cargo en los 243 años de historia del Colegio-. Siguiendo esta línea de trabajo, la mitad de los ponentes del Congreso son mujeres. Hay que dar visibilidad a las mujeres brillantes que existen en el ámbito jurídico, que son muchísimas, y romper y cuestionar tendencias que se han establecido a lo largo de los años.
Por lo demás, las comisiones, secciones, subcomisiones, grupos de trabajo y el Grupo de Abogados Jóvenes se han volcado un año más para confeccionar un programa brillante, que aborda todas las ramas del Derecho.
El Congreso Jurídico de la Abogacía ICAMALAGA sitúa estos días a Marbella como el epicentro nacional de la profesión. Con la ilusión y el trabajo que hay detrás, estoy convencido de que será un éxito.
Francisco Javier Lara Peláez
Decano del Colegio de Abogados de Málaga
2019-10-17 | El Decano Informa